Con
el inicio de la democracia, a la que llegamos después de una larga
dictadura que había surgido tras una guerra civil, una terrible postguerra y
tras un trabajo sobrehumano de nuestros padres para colocarnos a un tiro de
piedra del estado del bienestar, llegaron los partidos políticos, PP y PSOE que
se han ido alternando en el gobierno con la ayuda inestimable de los sindicatos
y la patronal.
Estos
partidos, adulteraron la democracia anulando la independencia de los tres
poderes. Anularon la labor previa de los interventores para poder gastar dinero
inexistente en las arcas públicas. Le quitaron la autoridad al tribunal de
cuentas, intervinieron políticamente el Banco de España y por último
politizaron los consejos de administración de las cajas de ahorro, acabando con
la fantástica labor social y económica en la que habían participado estas, para
situar a España entre los países más ricos del mundo. “Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada,
ni la separación de poderes definida, no tiene Constitución”, eso dice la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 dada en Francia.
Anulados todos los contrapoderes de
la democracia, el festín estaba listo para ser engullido por nuestros
políticos. Engordaron de forma escandalosa el sector público para así colocar a
sus afiliados, a sus amigos y familiares
con sueldos que exceden y mucho los del sector privado. Monopolizaron e
intervinieron la economía, gastaron en obras faraónicas, en muchos casos
innecesarias, que daban lugar a grandes comisiones. Naturalmente, para poder
gestionar de esta manera el partido gobernante necesitaba de la cooperación del
partido que estaba en la oposición que naturalmente, miraba para otro lado,
sabiendo de más que en breve cambiarían de papeles. Necesitaban como ya se ha
dicho de la colaboración de Sindicatos y Patronal a cambio de suculentas
subvenciones y desgraciadamente también han contado con la indiferencia del pueblo,
cuya voz, el cuarto poder “la Prensa” ha sido también un fiel aliado de
nuestros políticos, salvo honrosas excepciones.
En esta situación las grandes multinacionales reguladas desde el gobierno no mueven un papel mientras ese movimiento no conlleve beneficios directos a los dos grandes partidos. El resto de la economía, la pequeña y la micro se va asfixiando poco a poco a golpe legislativo, cada vez más intervencionista dando lugar a que el primer beneficiado sean las dos grandes multinacionales ahora en forma de gobierno y de oposición y el resto de la miseria quede para los súbditos.
En esta situación las grandes multinacionales reguladas desde el gobierno no mueven un papel mientras ese movimiento no conlleve beneficios directos a los dos grandes partidos. El resto de la economía, la pequeña y la micro se va asfixiando poco a poco a golpe legislativo, cada vez más intervencionista dando lugar a que el primer beneficiado sean las dos grandes multinacionales ahora en forma de gobierno y de oposición y el resto de la miseria quede para los súbditos.
Después de todas estas tropelías,
tenemos los mismos partidos que no quieren soltar la teta, unos sindicatos y
una patronal que se hacen “los suecos” como si ellos no fueran parte de la
situación creada, afortunadamente ya, carentes de la más mínima
credibilidad y por fin un pueblo que
parece que comienza a despertar. Esperemos que no sea demasiado tarde.
Faustino Tomares