Recientemente el gobernador del banco de España señor Linde
declaraba que había que hacer desaparecer el salario mínimo. Hoy he leído que
Alemania está estudiando imponer ese salario, pues allí no existe como en
ningún otro país donde la economía funciona y da lugar a una sociedad de buen
nivel de vida y de buena convivencia. En
la letra menuda de la noticia, se sigue leyendo, que es el partido socialista
y los verdes los que intentan que cuaje,
para nada el gobierno, resultaba extraño.
Esta
forma de intervencionismo público es mayor y peor que el que se daba en las
empresas de la Rusia comunista, no olvidemos que en Rusia, el dueño de la
empresa era el Estado. Aquí en España el dueño de la empresa es un particular
que en muchos casos se ha entrampado hasta donde le han dejado, además de
empeñar todos sus bienes.
No se puede implantar por ley, un sueldo sin
tener en cuenta las posibilidades económicas de las empresas. Salvo que el Estado
también garantice la viabilidad económica de la misma. Hay sectores económicos
que para sacar un sueldo hay que echar quince horas siete días a la semana
mientras que en otros con echar treinta horas se saca el sueldo, de esto
sabemos bastante los Autónomos. Por mantener un salario mínimo (aumentado en
muchos casos por los convenios colectivos) se han cerrado infinidad de empresas
en España y se cerraran muchas más, porque
en una jornada laboral de cuarenta horas y en la situación actual, no pueden
pagar ese sueldo mínimo. Mientras, hay otras en la que el sueldo podría ser muy superior.
El estado o interviene para
garantizar el beneficio de las dos partes, empresa y trabajador (comunismo) o
en ninguna (economía liberal). Sin embargo este Gobierno y todos los
anteriores, del todo ineficaces, que impone el sueldo mínimo de los
trabajadores a la empresa sin importarle el resultado final de esta, tiene en
sus manos el poder garantizar el equilibrio económico entre las partes. Y es apoyando
mediante exenciones fiscales de todo tipo y de Seguridad Social a los sectores
más deprimidos y necesarios para la sociedad (por ejemplo y a “grosso modo” todo
tipo de empresas que generan productos para la exportación) y penalizando de la
misma manera a esos otros sectores que son perjudiciales económica y socialmente
(todo tipo de empresas que encarecen el producto final de las mencionadas en el
apartado anterior, especialmente las que regulan y fiscalizan y que en la
mayoría de los casos dependen del mismo gobierno) Este modelo económico,
tendría como consecuencia una economía productiva mucho más competitiva donde
los buenos trabajadores se lo rifarían las empresas y donde el mayor beneficio
empresarial daría lugar a una mayor masa salarial con mayores salarios como
suceden en los países del mundo desarrollado, donde existe este modelo
económico y donde no existe salario mínimo.
Hecho estos razonamientos haré otro
que grava aún más la perversidad de nuestro gobierno. Las cuotas que pagan las
empresas a la Seguridad Social, son del todo abusivas pues a pesar de lo que se
paga, no ofrecen apenas protección a la empresa cuando el trabajador se da de
baja. El motivo es que la mayor parte de estas cotizaciones es simple y
llanamente una forma más de recaudar pero esta vez solo de las empresas. De ahí
ese sueldo mínimo impuesto desde el poder que
no es ni más ni menos para alimentar la voracidad recaudatoria del
Estado.
En definitiva, la incapacidad de
nuestros gobernantes, el pliegue a las multinacionales con importantes
intereses económicos, el rédito electoral a corto plazo e incluso “La paz
social con los sindicatos” han dado lugar a la perversión de este modelo
económico del todo inviable y que nos lleva directo a la ruina.
Faustino Rodriguez.