Solo les interesa como exprimir aún más
a los que exponen su capital, a los que se desviven para que funcione su
empresa y a los que nunca les podrán quitar ese sueño que ellos nunca han
tenido
Que los
sindicatos o colectivos similares fueron necesarios en otras épocas en Europa,
no creo que nadie pueda decir lo contario. Sin embargo hoy, sobre todo en
España y por la forma de actuar de los mismos, son los menos, los que admiten
la necesidad de su existencia, al menos con su actual funcionamiento. Hace unos
años, creo recordar a la Duquesa de Alba, que Dios la tenga en su gloria,
afirmaba tras unas quejas de un grupo de personas que jornaleros ya no hay, y no seré yo quien le
quite la razón. En España hoy, los trabajadores por cuenta ajena tienen todo
tipo de privilegios, denominados por la imposición de la izquierda y por lo
correctamente político como “derechos” porque así se lo reconocen las leyes,
que a su vez, delegan el mantenimiento de los mismos sobre las espaldas de
otras personas del mismo rango social pero contra los que a su vez, las mismas leyes, solo les da responsabilidades y obligaciones
que no le corresponden.
Todo este
razonamiento podría tener una importancia relativa, de no ser porque los partidos,
que “se consideran de izquierda” están
en buena parte conformados por sindicalistas de hecho o de vocación, por
supuesto, del todo trasnochados. La actual ministra de Trabajo, Sra.
Valerio, del partido socialista, que en
su vida ha ejercido de trabajadora en lo privado, no hablemos de crear puestos
de trabajo y como “fruto de su experiencia” quiero decir de su inexperiencia,
nos ha impuesto una ley que hoy es el
hazme-reír de toda Europa, sobre el control horario de los trabajadores. Para
unos trabajadores que por ley tienen derecho
a abandonar su puesto de trabajo y con ello modificar el horario de una empresa
para fumarse un cigarrillo, unos trabajadores a los que en magistratura se les
reconoce la presunción de veracidad, unos trabajadores a los que el médico les
da la baja apenas entrar por la puerta de la consulta, unos trabajadores que en
muchos casos les interesa más estar
cobrando un subsidio que trabajando.
Mientras,
en la Europa desarrollada, esa a la que parece que no queremos parecernos, cada
vez más, los contratos laborales se
hacen sobre tareas a realizar y
objetivos que cumplir; La señora Valerio solo se preocupa de fiscalizar
el tiempo que un asalariado está en “el trabajo”. Ignorando (…) que cada vez
hay más flexibilidad entre trabajador y empresa, tanto en los horarios como en
el lugar en que lo pueda desarrollar, incluida la propia casa del trabajador. Créanme,
el único objetivo del gobierno, y de la gente que legisla de esta manera, es
una nueva fórmula, otra más, para poder sancionar a las empresas a las que
odian y criminalizan. Por muy socialista que se auto denominen, el beneficio
social les trae sin cuidado, solo les interesa como exprimir aún más a los que
exponen su capital, a los que se desviven para que funcione su empresa y a los
que nunca les podrán quitar ese sueño que ellos nunca han tenido.
Publicado en eldiestro.es
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Faustino.
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