Un año más, es hábito en esta fiesta popular, la Semana Santa sevillana tendrá que
celebrarse en paralelo a la ya tradicional huelga del metro
La Semana
Santa de Sevilla es una ventana abierta a la que el mundo entero se asoma para
ver lo capaces que somos los sevillanos. Es una exaltación de las mayores
grandezas pero también, de algunas miserias. Desde hace cinco siglos Sevilla ha
ocupado lugar preferente en la cultura mundial.
Un año más,
es hábito en esta fiesta popular, la
semana santa sevillana tendrá que celebrarse en paralelo a la ya, tradicional
huelga del metro. Así sucede, casi, desde que este transporte público comenzó a
funcionar en esta ciudad. Una vez mas y como he escrito en otras ocasiones “los
derechos sindicales están por encima de los del resto de los ciudadanos que
además, son los que los pagan”
El Metro de
Sevilla, es un transporte público que además de aminorar la contaminación medio-ambiental,
favorece y agiliza la movilidad en la provincia, especialmente cuando las
necesidades se multiplican, como es el
caso. Pero además y como casi todos los transportes públicos, es deficitario.
El coste del mismo, además del que paga el usuario por su billete, lo tienen que
completar la administración pública con el dinero que nos saca a los ciudadanos
de nuestros bolsillos. Es la misma administración que para nada defiende los
derechos de todos los ciudadanos y que se doblega ante los colectivos
organizados con capacidad de presión. Es llamativo que incluso llegado el tema
a la justicia, prevalecen los derechos sindicales firmados con la empresa,
siempre pública, por muy inviables que sean y a pesar de que lo tengan que
costear los contribuyentes. Los ampara el “estado de derecho” este que solo le
da derecho al que abusa del mismo y acosta de los que lo respetan.
Todos los
años y a través de la prensa leemos esta noticia pero para nada conseguimos
enterarnos de las razones de la huelga, alguna pincelada y poco más. Pero no es
porque trabajen mucho y en condiciones penosas y aún menos porque estén mal
pagados en relación al resto de los
mortales. La huelga, es para seguir aumentando los privilegios que
les otorga la incapacidad de nuestro estado de derecho para defendernos.
A pesar de
la desmedida insolidaridad de esos trabajadores, podría entenderlo e incluso
quien sabe si apoyarlo, si se
manifestaran o hicieran huelga contra los que ganan muchísimo y que tienen más
privilegios que ellos. Pero no es el caso. Los que utilizan el metro son los
tiesos, los que no tienen coches oficiales o espacios de aparcamientos, de los
que gozan algunos, en lugares muy cercanos al paso de las cofradías, son los
que tienen que volver lo antes posible de ver o participar en las cofradías porque
al día siguiente tienen que madrugar para trabajar. En fin, hasta la del
próximo año por semana santa.
Faustino Tomares.
Publicado en eldiestro.es
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