Para los que buscan división y
enfrentamiento, la aniquilación de la monarquía parlamentaria española, se ha
convertido en su icono perfecto. Es una forma de gobierno, que es cierto, que
se da en muy pocos países democráticos actuales, evidentemente, dado que la
mayoría de ellos carecen de historia. Es más
habitual y se da con mucha frecuencia, un poder mucho más omnímodo de una sola
persona, a la que no se le denomina rey, que además son del gusto de los mismos
que pretenden eliminar nuestra monarquía. Denominados por unos dictadura y por
otros, los mismos que defienden eliminar nuestra monarquía, régimen socialista y…democrático.
La antigua URSS, la antigua China, Cuba, Venezuela, Corea del Norte y por su actualidad Nicaragua son algunos
ejemplos.
Faustino Tomares.
Este posicionamiento carece del más mínimo sentido de la lógica,
dado que la muy mayoría de los que
apoyamos a nuestra monarquía, consideramos la república como la mejor fórmula democrática
de gobierno, si no tuviéramos la monarquía. Sin embargo, la historia de España,
da a nuestra monarquía un papel que ya muchos de los países hoy existente la
querrían tener. Inglaterra quizás el país más democrático del mundo,
reposa también sobre esta institución y
seguramente por las mismas razones que España. Es verdad que son formulas de
gobierno algo diferente pero los resultados no tienen porque ser diferentes,
pueden ser incluso mejores. Esos resultados, no justificarían el perder nuestros más que
gloriosos orígenes y más que grandiosa historia.
Ningún presidente de república ha alcanzado la relevancia y consideración
que tiene nuestro rey en el mundo. Ningún presidente de república ha sido capaz
de mantener una razonable neutralidad entre partidos. Don Juan Carlos,
autentico nexo entre el franquismo y la actual democracia está siendo acusado
de ladrón desde todos los medios de comunicación antisistemas. La atrevida
ignorancia, una vez más, nos juega una mala pasada. Don Juan Carlos por España
y para España, tuvo que hacer de comodín con Suarez, Felipe, Aznar, Jordi Puyol
y el mundo. Con él, se logró un nivel de libertad y convivencia como nunca
antes se había conseguido. La posición de España en ese periodo, no dejó de
crecer, tanto en lo comercial como en lo
político. Fuimos amigos preferentes de la mayoría de países que deciden la
estrategia mundial. Los concursos públicos en el exterior, casi siempre lo
ganaban nuestras empresas. La edad de D. Juan Carlos y la llegada de Zapatero marcaron el camino hacia la
irrelevancia de España en el mundo que hoy seguimos padeciendo. Sin embargo,
nuestra monarquía, ahora representada por su majestad Felipe VI, que ha dado ya
algunas pinceladas mas que interesantes, sigue manteniendo ese prestigio a
nivel mundial y por supuesto entre la mayoría de los españoles que solo quieren
vivir en paz en un país que ofrezca un futuro para sus hijos
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