La botellona; es un acto social de la juventud, promovido e institucionalizado desde las propias administraciones públicas
Me decía un
viejo amigo en cierta ocasión. Un amigo que tuvo responsabilidades de gobierno
en un ayuntamiento cuando ya tenía sus obligaciones profesionales y familiares
prácticamente terminada -vamos, que no había sido amamantado por un partido político desde su
juventud- que en cierta ocasión, apenas llegado a sus responsabilidades de
gobierno; que participo con otros
compañeros, además del alcalde, en una
reunión con una representación de padres que solicitaban un espacio publico
para que sus hijos, pudieran realizar “botellonas”. Lo que más tarde paso a
denominarse como “botellodromo”.
A pesar de la
repulsa que, a este amigo le producía el que unos padres quisieran negociar con
el Ayuntamiento un lugar para que sus hijos se emborracharan, se intoxicaran,
en definitiva, atentaran contra su propia salud, en principio decidió asistir
para ver si podía hacer reflexionar a esos padres; sobre el daño que a posteriori,
si no ya, que, a sus hijos, les iba a provocar la permisividad de ese acto
social. Apenas empezó a exponer este punto de vista, tanto los padres como sus
compañeros le hicieron ver lo contrario a su punto de vista. Momento en que mi
amigo, aprovecho para retirarse de la reunión.
Sé que, en
alguna, ocasión al menos en Sevilla, ha habido incidentes con resultado de
muerte, en algún lugar de estos denominado como botellodromo y cedido así por el
administrador público y al que por supuesto, llegado el momento, se lavó las
manos y, además, nadie le pidió responsabilidades, por no haber estado
garantizada la salud y la seguridad en ese sitio, en el que además, participaban
muchos menores.
La botellona;
es un acto social de la juventud, promovido desde las propias administraciones
públicas. Las mismas que en su día, dieron todo tipo de facilidades para que se
realizaran y se institucionalizaran. Hoy la botellona, por estar prohibida la
consumición de bebidas alcohólicas en la calle, desde un tiempo relativamente
reciente, está prohibida, pero así y todo, en general y hasta la llegada de la
“plandemia” desde las autoridades públicas, se hacía toda la vista gorda que se
podía.
Hoy, y por
motivos de la “plandemia”, nuestros gestores políticos y sus periodistas
paniaguados, se echan las manos a la cabeza porque la juventud, hasta los
cojones de tanto cuento chino, se ha desbordado en las calles en busca de
libertad, haciendo uso de un derecho que cuando en otros tiempos le intereso a
esta gente, no dudó en otorgárselos.
Faustino.
publicado en eldiestro.es
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