LA CLASE POLÍTICA, LA AMBICIÓN INSACIABLE DE UNOS CUANTOS Y EL PUEBLO

jueves, 27 de diciembre de 2012


CON VEINTE DUROS SE LLENABA EL DEPOSITO DE GASOLINA

 

Hemos pasado en apenas cuarenta años de tener una economía social asequible para la clase humilde, a una en la que cada vez es mal difícil una subsistencia razonable para esa misma clase social.

            En los años sesenta y setenta del pasado siglo. Un trabajador medio de la época, tenía suficiente capacidad económica para tener su casa pagada en la mayoría de los casos al tiempo de casarse y formar una familia. Los productos de primera necesidad,  casi no tenían incidencia en la economía familiar, a pesar de ser monopolios estatales en la mayoría de los casos, la luz, el agua, el gas, la gasolina,  el teléfono apenas existía, los bancos apenas se hacían necesarios. La alimentación estaba absolutamente atomizada, no existían grandes cadenas de distribución.

            Luego llegó la democracia y con ella el progreso, creo que mal entendido. Al principio todos estábamos muy contento pero en realidad ha resultado ser una estrategia para someter al pueblo a la ambición y el abuso de unos cuantos. Hemos visto como todos los productos de primera necesidad han pasado a manos de oligopolios privados que han encarecidos todos sus productos hasta tener una incidencia determinante en la economía de cada familia. Los bancos se han otorgado un papel de necesarios en la sociedad. Solo la distribución comercial aún no ha podido ser absorbida por los oligopolios del sector y gracias a eso, el pueblo todavía no pasa hambre. Hoy solo para pagar los gastos mencionado con anterioridad: la hipoteca, pues ya nadie puede formar una familia con la casa pagada, luz, agua, teléfono, gasolina etc. se necesita algo más que un sueldo mil-eurista.

            Para llegar a esta situación, solo ha hecho falta una masa popular fácilmente engañada por la opulencia de los primeros años y la promesa de una libertad muy bien disfrazada, la insaciable ambición de unos cuantos y el cómplice necesario de estos últimos, una clase política aún mas insaciable que solo ha buscado su bienestar a cambio de los abusos permitidos hacia el pueblo.

Faustino Tomares.