LA IGNORANCIA Y LA SABIDURIA

lunes, 12 de agosto de 2019




Desconozco si quien escribió esta crónica es licenciado en periodismo, si lo es tampoco me sorprende, viendo lo que sale hoy en muchos casos de nuestras universidades

Recientemente en mi tertulia de los viejos- yo soy el más joven, estamos entre los cincuenta y ochenta y tantos años, todos bastante leídos- surgió, para mí, un debate muy interesante; la sabiduría. Se escucharon infinidad de definiciones de las maneras en la que cada uno la entendía. Sin remedio, apareció también en el debate su contraria; la ignorancia, que también genero muchísimas formas de entenderla.
Hubo quien dijo;  que si bien es cierto que, el que nada sabe, es el perfecto ignorante, es tan cierto como que un doctor en la materia que ustedes quieran, con acreditados conocimientos de la misma pero que no sepa trasladar estos conocimientos al desarrollo de la sociedad, es otra manera de ignorancia. Puso como ejemplo, la infinidad de jueces  con acreditados conocimientos de las leyes pero que luego no saben confrontarlo con los acontecimientos para impartir “justicia”.  Aprovecho para recordar que ley y justicia son dos conceptos bastantes diferentes.
Por otro lado, otro de los contertulios defendió la sabiduría en paralelo a la empatía. Decía que la sabiduría, es saber adaptar sus conocimientos a la capacidad de entendimiento de los interlocutores. Sabiduría es también, saber callar cuando se tratan temas de los que uno, sabe que desconoce. Para acabar diciendo que “la sabiduría es el buen uso del conocimiento”
Todo esto viene a cuento por la sorpresa que me causó hace unos días, un titular en las páginas deportivas de un periódico local, muy leído, sobre un partido de mi Betis. Todos sabemos que salvo honrosas excepciones los medios de comunicación tienen en el deporte a los jóvenes que acaban de terminar la carrera, donde se foguearan hasta participar en áreas de mayor responsabilidad social. Atentos: “Los de Rubí, que  vuelven a mostrarse febles, suman otra victoria” Pues sí, esta es la entradilla que continúa al título de la crónica y da paso a la letra menuda. Desconozco si quien escribió esta crónica es licenciado en periodismo, si lo es tampoco me sorprende, viendo lo que sale hoy en muchos casos de nuestras universidades. Si así fuera, parece ser que en las mismas, no les han desarrollado a sus estudiantes el significado de la palabra “empatía” definida líneas arriba y para mí, de absoluta necesidad en un periodista. De todos es conocido que buena parte de la gente que lee las crónicas deportivas, son poco leídas e incluso poco instruidas. He mirado, por lo de las nuevas tecnologías, los sinónimos de la palabra “feble”, que yo desconocía hasta ese momento, en el Word, el programa de Microsoft para procesar y escribir textos; Débiles,  flacos, flojos, endebles, enclenques, entre otras. Son palabras con el mismo significado y que se podrían haber utilizado para un mayor entendimiento en lugar de la mencionada “feble” y raramente utilizada.
Si yo fuera el director de ese periódico y si a su vez, ese periódico viviera de la venta de ejemplares y no de… las subvenciones, cuando menos el firmante de esa crónica, se habría llevado un tirón de orejas. Pero ni yo soy el director, ni el periódico vive de la venta de ejemplares. Este caso, pueden extrapolarlo a cualquier circunstancia de la actual sociedad española, la misma que en su actual modelo, tiene los días contados.

Faustino.
publicado en eldiestro.es

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