Desconozco si quien escribió esta
crónica es licenciado en periodismo, si lo es tampoco me sorprende, viendo lo
que sale hoy en muchos casos de nuestras universidades
Recientemente
en mi tertulia de los viejos- yo soy el más joven, estamos entre los cincuenta
y ochenta y tantos años, todos bastante leídos- surgió, para mí, un debate muy
interesante; la sabiduría. Se
escucharon infinidad de definiciones de las maneras en la que cada uno la
entendía. Sin remedio, apareció también en el debate su contraria; la ignorancia, que también genero muchísimas
formas de entenderla.
Hubo quien
dijo; que si bien es cierto que, el que
nada sabe, es el perfecto ignorante, es tan cierto como que un doctor en la
materia que ustedes quieran, con acreditados conocimientos de la misma pero que
no sepa trasladar estos conocimientos al desarrollo de la sociedad, es otra
manera de ignorancia. Puso como ejemplo, la infinidad de jueces con acreditados conocimientos de las leyes
pero que luego no saben confrontarlo con los acontecimientos para impartir
“justicia”. Aprovecho para recordar que
ley y justicia son dos conceptos bastantes diferentes.
Por otro lado,
otro de los contertulios defendió la sabiduría en paralelo a la empatía. Decía
que la sabiduría, es saber adaptar sus conocimientos a la capacidad de
entendimiento de los interlocutores. Sabiduría es también, saber callar cuando
se tratan temas de los que uno, sabe que desconoce. Para acabar diciendo que “la
sabiduría es el buen uso del conocimiento”
Todo esto
viene a cuento por la sorpresa que me causó hace unos días, un titular en las páginas
deportivas de un periódico local, muy leído, sobre un partido de mi Betis.
Todos sabemos que salvo honrosas excepciones los medios de comunicación tienen
en el deporte a los jóvenes que acaban de terminar la carrera, donde se foguearan
hasta participar en áreas de mayor responsabilidad social. Atentos: “Los
de Rubí, que vuelven a mostrarse febles,
suman otra victoria” Pues sí, esta es la entradilla que continúa al título
de la crónica y da paso a la letra menuda. Desconozco si quien escribió esta
crónica es licenciado en periodismo, si lo es tampoco me sorprende, viendo lo
que sale hoy en muchos casos de nuestras universidades. Si así fuera, parece
ser que en las mismas, no les han desarrollado a sus estudiantes el significado
de la palabra “empatía” definida líneas arriba y para mí, de absoluta necesidad
en un periodista. De todos es conocido que buena parte de la gente que lee las
crónicas deportivas, son poco leídas e incluso poco instruidas. He mirado, por
lo de las nuevas tecnologías, los sinónimos de la palabra “feble”, que yo
desconocía hasta ese momento, en el Word, el programa de Microsoft para procesar
y escribir textos; Débiles, flacos, flojos,
endebles, enclenques, entre otras. Son palabras con el mismo significado y que
se podrían haber utilizado para un mayor entendimiento en lugar de la
mencionada “feble” y raramente utilizada.
Si yo fuera
el director de ese periódico y si a su vez, ese periódico viviera de la venta
de ejemplares y no de… las subvenciones, cuando menos el firmante de esa
crónica, se habría llevado un tirón de orejas. Pero ni yo soy el director, ni
el periódico vive de la venta de ejemplares. Este caso, pueden extrapolarlo a
cualquier circunstancia de la actual sociedad española, la misma que en su
actual modelo, tiene los días contados.
Faustino.
publicado en eldiestro.es
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