Los que no participamos de la verdad que
nos quieren imponer, tenemos un grave problema. Así que termino con la célebre
frase de Edmund Burke “Para que el mal triunfe, solo se necesita que los
hombres buenos no hagan nada”
Desde que
era muy pequeño, me llamo la atención, lo vi en algún documental, en alguna
serie e incluso en alguna película, las quejas de colectivos de la época,
considerados como razonablemente justo, con la forma de actuar que tuvo el
poder jurídico en la Alemania pre-nazi. De cómo este se había doblegado ante
toda clase de injusticias efectuadas por el III Reich y que a la postre dio lugar al desastre que todos
conocemos. Puede que tuviera algo que ver, que mi padre leyera diariamente “la
tercera de ABC”, y que la amistad y
complicidad que tenía conmigo, influyera en mi persona a la hora de entender y comprender ciertos
aspectos de la vida.
En España y
desde los Reyes católicos hasta nuestros días, la justicia ha dejado mucho que
desear. Siempre, los poderosos han tenido un plus sobre esta, a la hora de
dictar sentencia. A pesar de todo, cuando así sucedía, todas las personas con
un mínimo sentido de la verdad y de la justicia, se sentían, cuando menos,
incomodados. Quizás esa sea la razón por la que esta tierra ha sido cuna de
tantos valientes, héroes y en general gente extraordinaria, “la necesidad crea
la virtud”.
Con la
llegada de Zapatero al gobierno de España, algo cambió de forma muy grave pero
a peor. Pequeños colectivos que con anterioridad le torcían la mano a la
justicia, han dejado paso a un sector muy importante de nuestra sociedad, a la
que después de muchos años de haberla vaciado de los principios éticos y morales
que había logrado una sociedad razonablemente justa, se sienten en posesión de
la verdad y de la justicia. Expulsando o estigmatizando, a todo el que no
piense como ellos. Su verdad se hace ley y ¡hay del que no quiera rendirse ante ella!
Con la
implantación de la Ley de Violencia de Género, ley de la que estoy convencido
que busca algo mucho más oscuro de lo que aparentemente pretende, se ha
desbordado la piedra angular de cualquier estado de derecho así como de todas
las “Cartas de Derechos Humanos” consensuadas hasta la fecha; es “ la
presunción de inocencia” también presente en el articulo veinticuatro de
nuestra constitución, de la misma manera que se vulnera el artículo catorce de
la misma en la que se dice “que no se podrá discriminar por razón de sexo”. Que
los políticos propongan cosas como estas, en general solo buscan el voto, pase.
Pero que juristas con gran formación y reconocido prestigio en este campo miren
hacia otro lado, cuesta más entenderlo.
En el gobierno
de España, hoy en funciones, participa alguien con unos conocimientos jurídicos
que el III Reich no tuvo, un jurista, hasta no hace mucho, de gran prestigio; El
éxito o el hecho de que su estirpe, probablemente, no tenga continuidad, quizás sea el motivo de
la deriva mostrada. No han pasado desapercibida las declaraciones de este
ministro, máximo responsable de proteger la convivencia interna y el respeto a
la legalidad, justificando la actitud absolutamente fascista, que ha tenido
cierto colectivo, hacia un partido absolutamente legal y democrático, aunque
veleta, a la vez que acusaba a otro partido de limitar los derechos humanos. No
dejare pasar el apoyo a su vez a este señor de la máxima hooligan del PSOE,
desconozco si tiene otras cualidades, que acusaba a este último partido de
homofobo y machista.
Desgraciadamente,
no es el único hecho en que actitudes de este tipo no son castigadas desde los
órganos judiciales e incluso son
justificadas desde el poder mediático. Muy al contrario, se suceden con
demasiado frecuencia y cada vez más a menudo. Los que no participamos de la
verdad que nos quieren imponer, tenemos un grave problema. Así que termino con
la célebre frase de Edmund Burke “Para
que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada”
Publicado en eldiestro.es
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Faustino.
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