La pasada
noche del lunes en un programa de radio, estuve escuchando hablar sobre Robín Williams con motivo de su
muerte. No podría estar más de acuerdo con la descripción que se hizo del
trabajo del actor “Siempre me ha parecido que ese señor no actuaba, solo hacía
de Robín Williams” y es precisamente esa reflexión la que me ha puesto delante
del ordenador para escribir.
Acabo de ver la película “El último Samurái”
es auténticamente increíble como muchos personajes de la película son capaces
de trasmitir profundos sentimientos en los muy variados papeles que se dan. Tom
Cruisse hace un papel genial, el japonés que hace el otro papel importante creo
que también, la viuda y anfitriona de Cruisse a mi entender no puede ser más
humana y más sensible y muchos más personajes que hacen un trabajo a mi
entender, no sé si entiendo, increíbles.
A continuación
han puesto “Angeles en Nueva York” Son
casi las dos de la madrugada de la noche del miércoles al jueves. Sus protagonistas
son Nicolas Cage y Meg Rayan. Nuevamente se me viene a la cabeza la reflexión
del principio, antes sobre Robín
Williams pero ahora, sobre Meg Rayan. A mí
entender, Meg haciendo de Meg Rayan, al igual que hacía Robin Williams. El
mismo papel que hace en todas las películas que yo le he visto. Pero en este
caso muy al contrario, tengo que reconocer que me encanta, es un ángel. pero si mañana, Dios no lo quiera, esta mujer falleciera (una de las pocas cosas
buenas que nos legó zapatero, a utilizar fallecer en vez de morir, aunque no lo
hizo pensando en hacer un bien, mas bien por aminorar algún crimen y que pasara
casi desapercibido) y alguien públicamente me preguntara, seguramente yo diría
“Ha fallecido una grandísima actriz”
Faustino
Tomares.