El gran problema de la clase política de hoy, al igual que el de la juventud, es creer que lo saben todo. Desconocen que la sabiduría, además de apoyarse en el conocimiento, aún más lo hace sobre la experiencia. Es lo primero que se me viene a la cabeza, tras la maniobra de Teodoro García Egea, fichando a Hervías, además de abrirle las puertas de par en par a la gente de Ciudadanos. Hace ya mucho, incluso antes del abandono de Albert Rivera, que Ciudadanos perdió su identidad. Desde entonces, sus líderes, muy conscientes de la deriva del partido, salvo muy honrosa excepciones, siempre han buscado la corrección política más absoluta con el único fin de no sufrir desgaste.
Los medios de comunicación de Madrid cercanos
al Partido Popular, al parecer, desconocen las razones que hicieron posible el
crecimiento de Ciudadanos en las últimas elecciones autonómicas andaluzas. Crecimiento,
que no fue por méritos de Ciudadanos sino por deméritos del PSOE, dando lugar a
la mayor carambola conocida hasta la fecha, haciendo presidente de la Junta a
Juanma Moreno y vicepresidente a Juan Marín. Desde entonces, la pérdida de
credibilidad de Ciudadanos crece a pasos agigantados. Los que manejan encuesta
internas, sabían ya -y antes de que Ayuso,
¡qué mujer!, actuara como lo hace un verdadero líder en Madrid al disolver la
Asamblea- que para las próximas
elecciones, al menos en Andalucía, si no se extingue, será por muy poco.
El Señor Hervías, que acaba de decir que se marcha de Ciudadanos
porque ya no es un partido liberal, le hubiera quedado mejor, hace cinco año, cuando Ciudadanos apoyó
invertir la carga de la prueba en la ley de Igualdad o cuando apoyó la reforma
de la ley de Memoria Histórica. Cuando se aprobó en Madrid la ley de
Transexualidad, en los que los heterosexuales pasaban a ser ciudadanos de
segunda o cuando se apoyó en Aragón que el catalán fuera la primera lengua, por
poner algunos ejemplos de los muy abundantes.
Se le podía haber escuchado también entonces, y por ser
responsable de comunicación del partido,
cuando todos vimos la foto de la señora Villasís de la mano de los dos
grandes terroristas económicos, líderes de CCOO Y UGT (responsables directos de
la ruina de los autónomos-pymes) en el 1º de Mayo después de entrar en el
clásico y demagogo apoyo a los Autónomos que practican los partidos
tradicionales. O cuando se publicó, aquella foto en la que se veía un sonriente
Albert Rivera con el líder de los separatistas, Sr Puigdemont, catalanes, ya entonces al margen de la
legalidad. También dice que se va, porque no se fía de Arrimadas con la que ha
trabajado codo con codo en los últimos años para llevar al partido a la actual
situación.
Un ex
secretario de comunicación, del que tan maravillosamente hablan los medios
afines al PP, del que dicen, haber hecho las estructuras de Cs en toda España, cuando
ha hecho justo lo contrario, ha sido quien
las ha destruido. Estructuras que con mucho esfuerzo e ilusión y como
hormiguitas fueron creando los nativos en cada rincón de España. Solo tienen
que informarse, de cómo dinamitó al partido en Sevilla para acomodar a la que
hoy es su mujer y que cuando él la conoce, no se le conocía mérito alguno
dentro del partido. En Sevilla, conocimos a este señor, después, si, después y
no antes, de las elecciones en las que Ciudadanos irrumpe en el parlamento
andaluz con diez diputados y contra todo pronóstico. Justo en ese momento
comienza la merienda de negros, el colocar a los amigos y familiares, a la vez
que iba apartando a los responsables de haber abierto brecha.
Y ahora llegan, otra vez, los pardillos del Partido Popular que al
parecer quieren seguir los pasos de Ciudadanos, liderados por el Sr. Egea –a Casado
al parecer, le han recomendado no dejarse ver- queriendo rescatar a Hervías y a
sus compañeros responsables de la deriva de su partido. Unos señores que en lo
único que han demostrado ciertas habilidades, ha sido para prolongar su
permanencia en el sillón.
Faustino.
Publicado en eldiestro.es
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