No sean ingenuos, todo
esto ha sido posible porque la oposición lo ha permitido; unas veces por
complejos, otras veces por falta de huevos y otras porque les interesaba
Es verdad que
la denominación de nuestro régimen político es el de democracia. Sin embargo, cada vez más, este fórmula
de gobierno crea mas dudas sobre su manera de representar al pueblo. Puede que
en otras naciones, esta fórmula de gobierno y gracias al mantenimiento de los
contrapoderes del todo necesarios para mantener la pureza de la misma, mantenga
un funcionamiento cercano a sus intenciones. No es el caso de España, un país en
el que el lazarillo de Tormes de Guzmán de
Alfarache, una de las primeras obras
importante de nuestra literatura se retrata el aforismo de “te engaño para que
tu no me engañes” luego vino Góngora, Quevedo y la picaresca en general, que
quedaría definitivamente implantada en España.
Apenas
iniciarse nuestra andadura democrática allá por el 78 del pasado siglo y tras
firmarse y aprobarse la ley de Conciliación Nacional, por todos y digo todos
los actores representantes de todas, y digo todas, las vertientes y formulas
políticas. Aquel régimen que iniciamos desde un derroche de libertad y desde un
desmedido sentimiento de felicidad extendido por toda y digo toda la sociedad,
nuestra clase política, no ha dejado de prostituirlo. Fue el primer gobierno de
Felipe Gonzalez el que se cargó la independencia judicial y con la que su
vice-presidente, señor Alfonso Guerra, el de “minmano” pasaría a la historia
con su célebre frase “Montesquieu fue un señor que murió hace muchos años” de
aquellos polvos, estos lodos, fue el principio del fin de nuestro régimen
democrático. El tercer poder el Legislativo, solo sirve de excusas para que sus
señorías se hagan la foto y reciban sustanciosas prebendas, pues los principales acuerdes y leyes se
negocian bajo el mantel y con nocturnidad.
Hemos visto
como los jueces del Tribunal Superior de Justicia son nombrados por su afinidad
a los partidos, en los que un demostrado sentido de la justicia e
imparcialidad, serían obstáculos imposibles para ser nombrados, la facilidad
para corromperse la “virtud” mas atractiva. Hemos visto como jueces entran y
salen de la política sin el menos rubor. Gracias a todo esto se han aprobado
leyes y normas del todo inconstitucionales. Se han retorcido todo tipo de leyes
para salvaguardar los delitos de los políticos y los poderosos. Se ha legislado
contra los más débiles y en beneficio de los más aventajados. Hemos visto como
se han prostituido todo tipo de normas de funcionamientos en el mismo Congreso
y en todos los parlamentos autonómicos
en beneficio de los partidos.
Y por fin,
hemos llegado al actual “Estado de Alarma” donde nuestro presidente, carente del
más mínimo sentido de servicio público, además de carecer de los más mínimos
principios emanados de la virtud humana, ha consolidado y decretado, la perversión
absoluta del régimen, saltándose a través de esta, todos los preceptos
constitucionales. Fue el presidente “innombrable el que reabrió
definitivamente las trincheras, fue Rajoy quien no se preocupó de cerrarlas e
incluso profundizo algo mas en ella, para acabar poniéndole en bandeja al
actual presidente, la eliminación total de la monarquía Parlamentaria Española;
El nombramiento de la actual Fiscal General del Estado, no se podía haber caído
más bajo, pero pieza determinante para amordazar la sociedad y el cierre del
Portal de Transparencia para que su “intendencia” pueda trabajar a gusto, entre
otros. Lo último; no revelar, la ley obliga a hacerlo, la composición del
“Comité de Expertos “ para evaluar y
controlar la vuelta a la normalidad.
No sean ingenuos,
todo esto ha sido posible porque la oposición lo ha permitido; unas veces por
complejos, otras veces por falta de huevos y otras porque les interesaba. Todos
los partidos fuera del gobierno que no han ejercido una feroz oposición cuando era necesario, o que
se han puesto de perfil, la mayor de las veces,
son cómplices de cada uno de los pasos que se han dado y ante todo este
cumulo de ilegalidades. Señor Casado, todos sabemos lo buen parlamentario que
es usted, pero se queda en eso, en la imagen. La señora Arrimada no merece ni
siquiera ser nombrada. Ni siquiera el señor Abascal, aunque en general sea
tachado de lo contrario, llega a mostrar el nivel que hoy necesita la nación
española.
#Realspain Faustino.
Publicado en eldiestro.es
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