Hablan y actúan de futuras medidas que garantizaran a unos y
otros, seguir viviendo y derrochando a costa de empobrecer cada vez más al
pueblo al que dicen defender
Aunque pongo
el foco en el Congreso de los diputados por ser la institución de más
actualidad y la que motiva esta reflexión, podría darse en cualquier espacio
donde se dan debates entre políticos del actual régimen político español. Una
vez más el debate lo inicia el señor Sanchez al que al parecer, de pequeño, lo
castigaron a ver repetidas veces el anuncio de las pilas de “Duracel”. Ya saben
las que duran, duran y duran. Una vez más, nos cansa, nos cansa y nos cansa,
contándonos cosas que ya conocemos, conocemos y conocemos. Aunque lo peor, no es
el mucho tiempo y que nos lleva a visibilizar en nuestra mente rebaños y
rebaños de ovejas, que además, él está convencido de que pastorea, perdón
preside, un país ovejuno. Aunque, creo que tampoco anda muy alejado de la realidad.
Lo peor, es que nos miente, nos miente y nos miente.
El primero en replicarle, por cuestión de
números de escaños, es el señor Casado del Partido Popular. Magnífico
parlamentario, lástima que cuando se da el debate en el hemiciclo, ya está todo
pactado y mas que pactado. Lástima que los votantes del gobierno
social-comunista no se molestaran en escucharlo. A continuación participa el
señor Abascal, el único representante parlamentario que acompaña con hechos a
sus palabras, siempre dentro de la legalidad pero siempre ocultado, oscurecido
o ninguneado porque el establisment del que participan todos los demás actores
parlamentarios, no se encuentra cómodo con sus verdades y podría dar al traste
con su negocio.
Después el
representante de Ciudadanos, aunque con ya muy escasa representación pero
todavía, lo mantengo entre los partidos de “estado”. Lo mismo hombre que mujer
que lo mismo da. Nació naranja se despintó hacia lo azul para tornarse
definitivamente rojo poco antes de que se diluya. Suele pasar cuando se cambia
de color constantemente. A continuación, todos los pequeños. Unos mirando por
sus autonomías dentro de la constitucionalidad aunque fuera del sentido de
nación, en estos momentos, y otros desde la prioridad de acabar con España,
intentando como aves carroñeras, llevarse el mayor botín antes de que el barco,
acabe de hundirse.
Mientras se
daba este espectáculo en el Congreso, los ciudadanos, seguían con sus problemas
de diario, acentuados por la actual situación. Observando perplejos el
espectáculo que dan nuestros representantes, y conocedores de que el que
menos de los allí sentados y dando el
espectáculo mencionado, cobra un mínimo de diez mil euros mensuales entre
sueldo y demás prebenda de difícil justificación moral. En la mayoría de los
casos por la única responsabilidad de no equivocarse a la hora de apretar un
botón tras recibir la orden, entre el verde, el rojo o el naranja. Mientras que
los trabajadores de este país –me refiero a los que trabajan- tienen un sueldo
medio de poco más de mil euros mensuales tras ser esquilmados por el Estado.
Estos
señores, nos toman por tonto y con razón. Hablan y actúan, desde ese
convencimiento, de futuras medidas que garantizaran a unos y otros, seguir
viviendo y derrochando a costa de empobrecer cada vez más al pueblo al que
dicen defender.
Faustino.
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