GOBERNAR POR DECRETO

lunes, 2 de marzo de 2020




Desde que llegara Pedro Sanchez a la presidencia del gobierno, se han aprobados importantes y abundantes normas en forma de decretos sin pasar, aún menos debatirse, por la sede de los representantes del pueblo

Hoy se cuestiona de muy diversas maneras la democracia como fórmula de gobierno. Nuestra ley electoral, ya la prostituye al no proyectar lo realmente votado por el pueblo. Hay quien dice que no todos los votos pueden valer igual, hay quien dice que da lugar a que potentes colectivos puedan inclinar las nuevas leyes a sus intereses particulares, de la misma manera que pueden hacerlo grandes poderes económicos y también hay quien dice que la abstención debería tener representación en el legislativo. Todos los que han defendido esta fórmula de gobierno y desde tiempos muy lejanos, dejaron muy claro que si  los contrapoderes que garantizan la independencia de los tres poderes,   no funcionan, la democracia no sería autentica; El legislativo, con sede en el Congreso de los Diputados vaciado de su función, el poder judicial hoy totalmente controlado por los partidos políticos y el ejecutivo que hoy, es quien controla a los dos anteriores.

Los gobiernos anteriores, por mucho que nos cuenten, no hicieron nada o por lo menos lo necesario,  para garantizar la verdadera democracia. Su obsesión, la misma de casi todos los gobernantes,  buscar formulas para perdurar el mayor tiempo posible en el gobierno. Formulas para controlar al pueblo y formulas para dotarse de más poder. Casi desde el primer día de aprobarse la constitución, los políticos, representantes nuestros y elegidos por el pueblo, no han dejado de prostituirla. Lo han hecho de todas las maneras posibles; por delante y por detrás, con nocturnidad y a las claras del día, de tapadillo o con luz y taquígrafo. Aprobando leyes sobre leyes del todo inconstitucionales para tapar su degeneración.  La impunidad que saben les asiste, ha sido determinante y porque salvo en muy contadas ocasiones, si al final cogen a alguno con la mano en la masa, la recompensa recibida con anterioridad, lo habrá merecido.
Evidentemente esta situación ha sido propiciada por el poder judicial. Los jueces que componen el T.S.J. que en teoría  son defensores de la justicia y profesionales de acreditado prestigio, han sido nombrados por tener reconocido sus tintes ideológicos. un poder que a pesar de que la constitución salvaguarda la neutralidad del mismo, ya hace mucho,  se preocuparon  de tutelarlo. Todos recordaran aquella famosa frase del entonces vicepresidente del gobierno y hoy adalid en defensa de nuestro estado de derecho, Alfonso Guerra “Montesquieu es un señor que se murió hace mucho tiempo”, sucedió  apenas iniciado el actual régimen democrático.
Con ello, se ha llegado a vaciar de funciones el Congreso de los Diputados, aunque el coste con cargo a nuestros bolsillos, no deja de crecer, El diputado que menos cobra, el que ni siquiera asiste, nos cuesta más de 50.000 euros al año, eso el que menos, multipliquen por 350 además de toda la cohorte que los acompaña. El hemiciclo ha quedado para discusiones barriobajeras en las que algunos pueden preguntar y otros pueden responder, o no,  sobre aquello o lo otro que le pueda apetecer, son auténticos especialistas en retorcer la verdad. Desde que llegara Pedro Sanchez a la presidencia del gobierno, se han aprobados importantes y abundantes normas en forma de decretos sin pasar, aún menos debatirse, en la sede del pueblo donde están sus representantes. No veo a nadie de peso, ni en los medios de comunicación y aún menos en los partidos de la oposición quejarse de esta nueva forma de gobernar y mediante decretos.

El pueblo necesita, aunque cada vez lo dudo mas, de un estado apoyado sobre la constitución que permita elaborar unas leyes justas y siempre dentro de la misma que darán lugar a una convivencia razonable. Todos tendremos que perder algo de libertad para ganar una razonable convivencia. Es necesario un estado fuerte apoyado en unas Leyes justas y flexibles que garanticen la fortaleza del mismo en equilibrio con los derechos del pueblo. La posibilidad de adaptar las leyes en cada momento a las necesidades y a las demandas sociales que no a los intereses de unos pocos. Hay que recuperar los poderes y contrapoderes, para que fiscalicen los posibles abusos del estado, para que el ejecutivo, el legislativo y el judicial recuperen su independencia y así, recuperar la autentica democracia hoy convertida en Partitocracia que además permite el liderazgo y la tiranía de un solo individuo, y que los partidos vuelvan a ser un medio y no el fin.

Faustino.
Publicado en eldiestro.es


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