El
anonimato y la cobardía, en general, van cogidos de la mano. Se ocultan de esta
manera por saber que lo que dicen o califican, es del todo mentira. Abusando en
muchos casos, de gente cegada por nobles ideales.
Mi incapacidad para
soportar la manipulación tan obscena que hoy se produce en toda la televisión
que se hace en España, además de no poder soportar las maneras que en general
faltan el respeto a los telespectadores -reconozco que en general, estos no se
dan cuenta- dan lugar a que le dedique algo de atención a las redes sociales,
especialmente a Twiter. Esta red, aunque tiene importante filtros para que lo
que “no interese” no llegue al público general y no es de ahora, es mi ventana
con el exterior. A través de la misma, sigo a mis referentes, ya en política,
ya en economía.
Con
el título de este escrito, quiero dejar claro que el anonimato y la cobardía,
en general, van cogidos de la mano. Muchas veces, la mayoría, este tipo de
individuos, se ocultan de esta manera por saber que lo que expresan o califican, es del todo mentira. Abusando de
la falta de capacidad para pensar por sí mismo que hoy padece gran parte de
nuestra sociedad y en muchos casos, cegados por nobles ideales.
Es muy habitual,
hoy en las redes, que los trepas tan abundantes hoy en los partidos políticos,
hagan perfiles falsos para desarrollar la estrategia descrita con anterioridad.
Se auto-denominan con palabras muy estruendosas tales como “reconquista”,
“resistencia” y de otras viejas virtudes, hoy en deshuso. Nada más falso y
alejado de la verdad. Una vez que entras en el perfil, ves que no tienen nada
original, solo retwitean frases y actividades
de otros a los que le hacen la pelota, en la búsqueda de un futuro
carguillo. La cobardía, el anonimato y la mentira, son características
fundamentales de estos trepas y que muchas veces llegan a tener éxito. Dedican
todas sus capacidades para acabar con el que le precede en el partido o con el
que le pudiera hacer sombra y así cada
día de la semana. El éxito de estos individuos, dan lugar a lo que hoy tenemos
en los partidos políticos. En general, los mejores trepas los controlan, aunque
no los lideran.
Puedo
entender que se puedan hacer comentarios sobre textos escritos publicados y en
los que se quiera guardar el anonimato. Pero podría entenderlo cuando se hagan
sobre lo publicado. Se puede estar más o menos de acuerdo o incluso te puede
resultar gracioso, pobre e incluso cargado de ignorancia. Pero incluso dándose
esa circunstancia, ninguna persona con un mínimo de educación, honestidad,
dignidad o vergüenza, haría comentario alguno descalificando al autor por otros
motivos.
Lo
más curioso de todo esto, es que esos cobardes anónimos se la dan luego de
demócratas, de benefactores sociales, precisamente los que jamás han hecho nada por
nadie, los que siempre han vivido de los demás
y que solo utilizan la descalificación personal para rebatir las ideas
que no comparten. Pero, lo verdaderamente triste, es que tenga que hacer este
escrito y no lo pueda dirigir…a nadie, porque estos anónimos cobardes son
“nadie”. Termino recordándoles a
esos anónimos cobardes que “nunca se ha escrito nada de ningún
cobarde”
Faustino.
Publicado en eldiestro.es
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