HORARIO DE VERANO Y CONSUMISMO

martes, 2 de abril de 2019



Estas larguísimas jornadas dan lugar a que una vez terminada la jornada de trabajo nos quede en general muchas horas de luz que seguramente provocaran más ocio y…más consumo
                Ayer sábado 30 de Marzo, en Sevilla amaneció a las 7 horas y doce minutos, el sol se puso a las 19 horas y 43 minutos. Disfrútanos de doce horas y media de luz solar. Desde el sentido común y la racionalidad estas horas estuvieron repartidas, dentro del uso más general en el que se mueve la sociedad.  El lunes amanecerá a las ocho y doce minutos. La mayoría de la gente que se levante para trabajar tendrá que volver a hacerlo con luz artificial y en la mayoría de los trabajos tendrán que iniciar la jornada de igual modo. Por tanto el consumo de energía será mayor… sin embargo al final de la jornada laboral, en la que se ganará una hora de luz solar, en la mayoría de los casos en nada beneficiara este cambio. Cambio que solo habrá conseguido romper la armonía entre hora solar y actividad social.
Ya tenemos otra vez el cambio de hora que naturalmente se decide desde Europa, aunque esta vez con la promesa que será el último. Lástima que no sea también desde Europa donde se determine si horario de invierno o de verano pero claro, que saben los europeos del norte de acostarse a las diez de la noche con el sol fuera  y hartos de pasar calor  durante todo el día, para tener que levantarse temprano y justo cuando empieza a refrescar algo.  El horario actual de verano,  se hace especialmente imposible para los ciudadanos del sur, a los que los días se le hacen interminables e insoportables. Los que trabajan, tienen que acostarse de día y con “la calor” para levantarse en el momento  en que se puede descansar y se está agusto en la cama. Deben de saber que si el horario de verano se mantuviera en invierno, en las zonas más al oeste de España, Andalucía Occidental, Extremadura, la parte más occidental de Castilla-León y Galicia, amanecerá después de las diez de la mañana, hagan sus cálculos.
                Estas larguísimas jornadas dan lugar a que una vez terminada la jornada de trabajo nos quede en general muchas horas de luz que seguramente provocaran más ocio y más consumo. Consecuencia que conlleva el aburrimiento y para la mejora de las relaciones sociales. Pero  a lo que no atiende este cambio,  es al enorme trastorno biológico que provoca, especialmente para los niños. Es necesario que en este país recobremos el sentido común y tengamos un uso horario lo más armónico posible con la luz solar y que naturalmente pasa por dejar todo el año el horario de invierno.
                Faustino Tomares.
 Publicado por eldiestro.es el 30-3-19

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