Estas larguísimas jornadas dan lugar a que una vez terminada la jornada
de trabajo nos quede en general muchas horas de luz que seguramente provocaran
más ocio y…más consumo
Ayer
sábado 30 de Marzo, en Sevilla amaneció a las 7 horas y doce minutos, el sol se
puso a las 19 horas y 43 minutos. Disfrútanos de doce horas y media de luz
solar. Desde el sentido común y la racionalidad estas horas estuvieron
repartidas, dentro del uso más general en el que se mueve la sociedad. El lunes amanecerá a las ocho y doce minutos.
La mayoría de la gente que se levante para trabajar tendrá que volver a hacerlo
con luz artificial y en la mayoría de los trabajos tendrán que iniciar la
jornada de igual modo. Por tanto el consumo de energía será mayor… sin embargo
al final de la jornada laboral, en la que se ganará una hora de luz solar, en
la mayoría de los casos en nada beneficiara este cambio. Cambio que solo habrá
conseguido romper la armonía entre hora solar y actividad social.
Ya tenemos
otra vez el cambio de hora que naturalmente se decide desde Europa, aunque esta
vez con la promesa que será el último. Lástima que no sea también desde Europa
donde se determine si horario de invierno o de verano pero claro, que saben los
europeos del norte de acostarse a las diez de la noche con el sol fuera y hartos de pasar calor durante todo el día, para tener que levantarse
temprano y justo cuando empieza a refrescar algo. El horario actual de verano, se hace especialmente imposible para los ciudadanos
del sur, a los que los días se le hacen interminables e insoportables. Los que
trabajan, tienen que acostarse de día y con “la calor” para levantarse en el
momento en que se puede descansar y se
está agusto en la cama. Deben de saber que si el horario de verano se
mantuviera en invierno, en las zonas más al oeste de España, Andalucía
Occidental, Extremadura, la parte más occidental de Castilla-León y Galicia,
amanecerá después de las diez de la mañana, hagan sus cálculos.
Estas
larguísimas jornadas dan lugar a que una vez terminada la jornada de trabajo
nos quede en general muchas horas de luz que seguramente provocaran más ocio y
más consumo. Consecuencia que conlleva el aburrimiento y para la mejora
de las relaciones sociales. Pero a lo
que no atiende este cambio, es al enorme
trastorno biológico que provoca, especialmente para los niños. Es necesario que
en este país recobremos el sentido común y tengamos un uso horario lo más
armónico posible con la luz solar y que naturalmente pasa por dejar todo el año
el horario de invierno.
Faustino Tomares.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.