Regalos de Frutas con mucho Jugo

viernes, 9 de enero de 2009


Faustino Rodríguez Ortega pertenece a ese sector de la población que, según la sabiduría popular, ve la hierba crecer. Frutero por tradición familiar, dice que sus antepasados cultivaron las mejores tierras del Aljarafe. Después de trabajar con su padre en el mercado de Triana puso en práctica el eslogan publicitario que, cuando niño, veía por televisión. Una señora despampanante encima de una moto anunciaba Licor 43 con una cautivadora leyenda: «guerra a la vulgaridad». Aquella filosofía de vida se le quedó grabada a fuego y ha sido el estandarte de todos sus negocios. Abrió la primera frutería virtual de España en Tomares; es decir, sus clientes podían hacer sus pedidos por internet, pero su apuesta definitiva fue el pasado mes de septiembre cuando inauguró, en el barrio del mismo nombre, «Arenal de Sevilla», una especie de boutique de la fruta con el complemento de una zumería, en la que los sevillanos se abastecen de zumos de naranja; los europeos, de pomelo y los sudamericanos de papaya y mango, según su particular estadística.
«La idea surgió hace tres años cuando el Ayuntamiento de Tomares me solicitó fruta para agasajar a los integrantes de una compañía de danza, de gira por la zona. La petición incluía una buena presentación. Así que se me ocurrió entregarla, pelada y cortada, en bandejas. A partir de ese momento, me la empezaron a solicitar para caterings y cenas especiales. Ahora, en mi establecimiento, se puede adquirir desde un gazpacho elaborado sobre la marcha, a zumos de todo tipo para consumir y llevar a casa, además de bandejas de frutas tanto exóticas como de temporada para regalar, una fórmula que ha tenido mucho éxito. Las hay de tres tamaños, pequeña, mediana y grande y sus precios son, respectivamente, 18, 40 y 55 euros, con un mínimo incremento por los portes. Los productos son inmejorables, pero la presentación tiene que ser atractiva y armoniosa en el colorido. Que entre por los ojos, como si fuera una cesta de flores». Defensor de la comida sana, adquiere una parte de la fruta en Mercasevilla y la otra en Barcelona procedente de Asia, Australia, Sudáfrica, Sudamérica y China. «Pero como el sabor de las españolas no hay nada», sentencia.