Fui de los últimos que hicieron el servicio militar en
España. Desde Sevilla, me llevaron en tren a Galicia, nunca antes me desplace
con ese medio. Allí nos juntamos jóvenes de toda España, también vascos y
catalanes. Mis mejores amigos fueron un catalán de Tortosa y un riojano de
Logroño, los dos asistieron, ya de vuelta en la vida civil, a mi boda al igual
que yo asistí a las suyas. Hoy, muchos años después, aquella amistad aún
perdura. Hecho el “campamento” en Figueirido, fui destinado a la Caja de Reclutamiento
de Orense. El subteniente Martínez, nuestro “jefe de personal” había estado en
el Sahara en anteriores épocas, algo revueltas. A mí y a mis compañeros, nos
sorprendió cuando en cierta ocasión, saco de su gorra de faena, una aguja con
su hilo ya enhebrado para coserse un botón desprendido de forma accidental. Nunca
olvidaré aquella frase que nos enseñó; A la patria al igual que a la madre, siempre
hay que quererla.
El tránsfuga es un calificativo que
en España, al menos en lo corriente, tiene como única acepción, que además es del
todo peyorativa, la de un individuo que
cambia de partido político. Estas organizaciones se han preocupado de que así
sea, además de legislar en la medida de sus posibilidades para que el “trásfuga”
se quede sin horizonte político. Así esta asimilado por la sociedad. Es verdad
que son muchos los casos en los que individuos adscritos a algún partido,
cambia en la búsqueda del beneficio personal. Sin embargo, no siempre es esa la
razón. A veces hay personas que lejos de buscar su beneficio particular, buscan
salvaguardar su integridad moral, sus principios y en algunos casos, mantener
la misma línea ideológica por la que participó en el partido que abandona.
Que
entre las personas se den estas situaciones, entra dentro de la naturaleza
humana. Lo que tiene menos sentido y que además la sociedad casi no penaliza,
es que los tránsfugas, sean los partidos políticos. Si, desde que se iniciara
este siglo, hemos visto como con bastante frecuencia, los partidos políticos
con sonrojante facilidad han cambiado sus líneas ideológicas; Zapatero, apenas
llegado al poder se preocupó muy mucho de que su partido, el PSOE, abandonara la vieja lucha de clases, que ya carecía del
mas mínimo sentido, para reabrir trincheras y darle más sentido a la existencia de los partidos
políticos. Reescribió la memoria
histórica, además de buscar todo tipo de discriminaciones donde el artículo XIV
de la Constitución las hacía imposibles. Ciudadanos
que nació para apoyar a los Autónomos y luchar contra el independentismo
catalán, acabó con Albert Rivera fotografiado con Puigdemont. Mientras Begoña
Villasis se cogía de la mano de los líderes sindicales, responsables del modelo
económico que padecemos y que maltrata especialmente a los autónomos. Hoy, este
partido, cambia de color cada día de la
semana. Luego nos llegó Rajoy dándole la vuelta al Partido Popular hasta disfrazarlo
de partido de corte social-demócrata, confundiéndolo con el PSOE. No solo no
corrigió la deriva social impuesta por el anterior presidente. Muy al
contrario, la potenció lo mejor que supo. Por último, nos llegó PODEMOS para “defender
a los más débiles contra el abuso del poder económico o neo-liberalismo” Apenas
tocar moqueta y casi sin que nos diéramos cuenta, olvidó todo aquello y se puso
a partir un piñón con independentistas, terroristas y todo colectivo que fuera
contra el actual modelo social.
Las personas
solo nos debemos a nuestra familia y a nuestra patria, quizás también al equipo
de nuestros amores, para lo bueno y para lo malo. Fuera de estos, solo a quien
demuestre que se preocupa por nosotros. Los partidos políticos nacieron como medio
para conseguir la mejor y más justas de las sociedades. Sin embargo, hoy los
partidos, la ley se lo permite, se han convertido en multinacionales cuyo
primer objetivo es su propia supervivencia. Partidos con estructura piramidal
en la que el líder hace y deshace a su antojo con un poder absoluto y en los
que la cualidad más valorada entre los componentes
del mismo, es la sumisión al que hace
las listas.
Faustino Tomares.
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