TRANSFUGAS POLITICOS

martes, 19 de febrero de 2019



Fui de los últimos que hicieron el servicio militar en España. Desde Sevilla, me llevaron en tren a Galicia, nunca antes me desplace con ese medio. Allí nos juntamos jóvenes de toda España, también vascos y catalanes. Mis mejores amigos fueron un catalán de Tortosa y un riojano de Logroño, los dos asistieron, ya de vuelta en la vida civil, a mi boda al igual que yo asistí a las suyas. Hoy, muchos años después, aquella amistad aún perdura. Hecho el “campamento” en Figueirido, fui destinado a la Caja de Reclutamiento de Orense. El subteniente Martínez, nuestro “jefe de personal” había estado en el Sahara en anteriores épocas, algo revueltas. A mí y a mis compañeros, nos sorprendió cuando en cierta ocasión, saco de su gorra de faena, una aguja con su hilo ya enhebrado para coserse un botón desprendido de forma accidental. Nunca olvidaré aquella frase que nos enseñó; A la patria al igual que a la madre, siempre hay que quererla.
El tránsfuga es un calificativo que en España, al menos en lo corriente,  tiene como única acepción, que además es del todo  peyorativa, la de un individuo que cambia de partido político. Estas organizaciones se han preocupado de que así sea, además de legislar en la medida de sus posibilidades para que el “trásfuga” se quede sin horizonte político. Así esta asimilado por la sociedad. Es verdad que son muchos los casos en los que individuos adscritos a algún partido, cambia en la búsqueda del beneficio personal. Sin embargo, no siempre es esa la razón. A veces hay personas que lejos de buscar su beneficio particular, buscan salvaguardar su integridad moral, sus principios y en algunos casos, mantener la misma línea ideológica por la que participó en el  partido que abandona.
                Que entre las personas se den estas situaciones, entra dentro de la naturaleza humana. Lo que tiene menos sentido y que además la sociedad casi no penaliza, es que los tránsfugas, sean los partidos políticos. Si, desde que se iniciara este siglo, hemos visto como con bastante frecuencia, los partidos políticos con sonrojante facilidad han cambiado sus líneas ideológicas; Zapatero, apenas llegado al poder se preocupó muy mucho de que su partido, el PSOE,  abandonara  la vieja lucha de clases, que ya carecía del mas mínimo sentido, para reabrir trincheras y darle más  sentido a la existencia de los partidos políticos. Reescribió la  memoria histórica, además de buscar todo tipo de discriminaciones donde el artículo XIV de la Constitución las hacía imposibles. Ciudadanos que nació para apoyar a los Autónomos y luchar contra el independentismo catalán, acabó con Albert Rivera fotografiado con Puigdemont. Mientras Begoña Villasis se cogía de la mano de los líderes sindicales, responsables del modelo económico que padecemos y que maltrata especialmente a los autónomos. Hoy, este partido,  cambia de color cada día de la semana. Luego nos llegó Rajoy dándole la vuelta al Partido Popular hasta disfrazarlo de partido de corte social-demócrata, confundiéndolo con el PSOE. No solo no corrigió la deriva social impuesta por el anterior presidente. Muy al contrario, la potenció lo mejor que supo. Por último, nos llegó PODEMOS para “defender a los más débiles contra el abuso del poder económico o neo-liberalismo” Apenas tocar moqueta y casi sin que nos diéramos cuenta, olvidó todo aquello y se puso a partir un piñón con independentistas, terroristas y todo colectivo que fuera contra el actual modelo social.
                Las personas solo nos debemos a nuestra familia y a nuestra patria, quizás también al equipo de nuestros amores, para lo bueno y para lo malo. Fuera de estos, solo a quien demuestre que se preocupa por nosotros. Los partidos políticos nacieron como medio para conseguir la mejor y más justas de las sociedades. Sin embargo, hoy los partidos, la ley se lo permite, se han convertido en multinacionales cuyo primer objetivo es su propia supervivencia. Partidos con estructura piramidal en la que el líder hace y deshace a su antojo con un poder absoluto y en los que la cualidad más valorada entre los componentes del  mismo, es la sumisión al que hace las listas.
Faustino Tomares.

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