Hemos Asistido
a un cambio de líder en el partido con mayor representación en las Cortes
Españolas. Un cambio contra todo pronóstico, dado que el aparato, un aparato
muy aparato, ha sido vencido por un joven valiente. Cualidad del todo
desaparecida en la política actual. Su única arma para devolver la ilusión, ha
sido apelar a los principios que dieron lugar a este partido. No, no ha
descubierto nada nuevo.
A pesar de lo
que muchos puedan creer, no ha sido la corrupción lo que ha provocado la
desbandada de votantes en el partido. La corrupción es inherente al modelo
político que tenemos, además de que cualquiera de los partidos existentes tiene
igual o más casos, en relación a su tamaño. Los medios de comunicación
antisistemas, casi la totalidad, han sido determinantes en esta foto. La
desbandada se inició casi al día siguiente de comenzar a gobernar Rajoy con una
avasalladora mayoría. El entreguismo a todas las leyes ideológicas que puso en
marcha Zapatero y que incluso en algunos casos profundizó en su desarrolló, fue
determinante. El abuso fiscal de Montoro, en el que todos éramos culpables
mientras no demostráramos lo contrario y que ha dado la sensación que
esquilmaba a los pobres para dárselo los ricos, también ha tenido mucho que ver.
La benevolencia demostrada con los asesinos de ETA y el desprecio a las
victimas ha pesado también en demasía y por último la bajada de pantalones con
los “timaores de Cataluña” quizás la
región española por donde corre más sangre española entre sus habitantes, ha
sido la guinda.
Pablo Casado
no ha traído nada nuevo, simplemente ha sabido leer la situación actual. Sabe
que más de la mitad de los españoles son liberales y dentro de este
liberalismo, muchos matices; centro, derecha, centro-derecha, patriotas,
monárquicos, e incluso franquistas. Todos los que se marcharon del partido se fueron
a Cs a Vox o a la indiferencia y a la abstención, a la izquierda, ninguno. Los
españoles, herederos de las más grandes gestas de la historia, no soportan la
cobardía. Sin embargo, una vez ganada la primera batalla, el vencedor ha traído
de nuevo el desasosiego a los que habían recuperado la ilusión con la
incorporación de figuras destacadas en el anterior gobierno. Ha día de hoy se
desconoce si es una astuta estrategia o es un movimiento de genuflexión. Pablo,
tú decides.
Faustino
Tomares.